Aquí
os dejamos un cuento de Pedro Pablo Sacristán en el que se trabajan
diversos valores relacionados con las Ciencias Naturales. El valor principal de este cuento es el cuidado del medio ambiente y los espacios naturales.
El equilibrio de los espacios naturales puede romperse muy facilmente. Antes de actuar sobre ellos y hacer cualquier cambio hay que estudiarlo en detalle.
Para
contar y representar el cuento en el aula podemos utilizar flashcard con imágenes
del cuento como apoyo visual.
A
continuación os presentamos el cuento:
El Jardín Natural
Hubo
una vez un rey que tenía un gran palacio cuyos jardines eran realmente
maravillosos. Allí vivían miles de animales de cientos de especies distintas,
de gran variedad y colorido, que convertían aquel lugar en una especie de
paraíso del que todos disfrutaban.
Sólo una cosa en aquellos jardines disgustaba al rey: prácticamente en el centro del lugar se veían los restos de lo que siglos atrás habia sido un inmenso árbol, pero que ahora lucía apagado y casi seco, restando brillantez y color al conjunto. Tanto le molestaba, que finalmente ordenó cortarlo y sustituirlo por un precioso juego de fuentes.
Algún tiempo después, un astuto noble estuvo visitando al rey en su palacio. Y en un momento le dijo disimuladamente al oido:
- Majestad, sois
el más astuto de los hombres. En todas partes se oye hablar de la belleza de
estos jardines y la multitud de animales que los recorren. Pero en el tiempo
que llevo aquí, apenas he podido ver otra cosa que no fuera esta fuente y unos
pocos pajarillos... ¡Qué gran engaño!
El rey, que nunca
pretendió engañar a nadie, descubrió con horror que era verdad lo que decía el
noble. Llevaban tantos meses admirando las fuentes, que no se habían dado
cuenta de que apenas quedaban unos pocos animales. Sin perder un segundo, mandó
llamar a los expertos y sabios de la corte. El rey tuvo que escuchar muchas
mentiras, inventos y suposiciones, pero nada que pudiera explicar lo sucedido.
Ni siquiera la gran recompensa que ofreció el rey permitió recuperar el
esplendor de los jardines reales.
Muchos años
después, una joven se presentó ante el rey asegurando que podría explicar lo
sucedido y recuperar los animales.
- Lo que pasó con
su jardín es que no tenía suficientes excrementos, majestad. Sobre todo de
polilla.
Todos los
presentes rieron el chiste de la joven. Los guardias se disponían a expulsarla
cuando el rey se lo impidió.
- Quiero escuchar
la historia. De las mil mentiras que he oido, ninguna había empezado así.
La joven siguió
muy seria, y comenzó a explicar cómo los grandes animales de aquellos jardines
se alimentaban principalmente de pequeños pájaros de vivos colores, que debían
su aspecto a su comida, compuesta por unos coloridos gusanos a su vez se
alimentaban de varias especies rarísimas de plantas y flores que sólo podían
crecer en aquel lugar del mundo, siempre que hubiera suficiente excremento de
polillas... y así siguió contando cómo las polillas también eran la base de la
comida de muchos otros pájaros, cuyos excrementos hacían surgir nuevas especies
de plantas que alimentaban otros insectos y animales, que a su vez eran vitales
para la existencia de otras especies... Y hubiera seguido hablando sin parar,
si el rey no hubiera gritado.
- ¡Basta! ¿Y se
puede saber cómo sabes tú todas esas cosas, siendo tan joven?- preguntó.
- Pues porque
ahora todo ese jardín ahora está en mi casa. Antes de haber nacido yo, mi padre
recuperó aquel viejo árbol arrancado del centro de los jardines reales y lo
plantó en su jardín. Desde entonces, cada primavera, de aquel árbol surgen
miles y miles de polillas. Con el tiempo, las polillas atrajeron los pájaros, y
surgieron nuevas plantas y árboles, que fueron comida de otros animales, que a
su vez lo fueron de otros... Y ahora, la antigua casa de mi padre está llena de
vida y color. Todo fue por las polillas del gran árbol.
- ¡Excelente!
-exclamó el rey-. Ahora podré recuperar mis jardines. Y a tí, te haré rica.
Asegúrate de que dentro de una semana todo esté listo. Utiliza tantos hombres
como necesites.
- Me temo que no
podrá ser majestad- dijo la joven-. Si queréis, puedo intentar volver a recrear
los jardines, pero no viviréis para verlo. Hacen falta muchísimos años para
recuperar el equilibrio natural. Con mucha suerte, cuando yo sea anciana podría
estar listo. Esas cosas no dependen de cuántos hombres trabajen en ellas.
El rostro del
anciano rey se quedó triste y pensativo, comprendiendo lo delicado que es el
equilibrio de la naturaleza, y lo imprudente que fue al romperlo tan
alegremente. Pero amaba tanto aquellos jardines y aquellos animales, que
decidió construir un inmenso palacio junto a las tierras de la joven. Y con
miles de hombres trabajando en la obra, pudo verla terminada en muchísimo menos
tiempo del que hubiera sido necesario para reestablecer el equilibrio natural
de aquellos jardines en cualquier otro lugar.
Fin
Excelente cuento para trabajar con los niños ,un lenguaje claro de asimilar y de comprensión para ellos.
ResponderEliminaruna manera espectacular de trabajar los valores